Un sábado de Septiembre se encontraron en el Metro, ella sin su jumper y el sin sus libros en la mano, no hubo necesidad de palabras, todo fue natural y mientras sus labios se cruzaban, no les importo los 15 años de diferencia que tenían, tampoco el hecho que el era su profesor de filosofía. Sus identidades no estaban a la vista de nadie, eran solo dos amantes que guardaban un gran secreto y que lo mantendrían bajo la ciudad de Santiago.
Para ella fue solo un beso, una fantasía, para él, el comienzo de un largo viaje hasta estación las Rejas.
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